Al segundo mes del 2022, el Índice de Sentimiento del Consumidor estadounidense continuó su descenso, llegando al nivel más bajo de la última década.
El indicador, elaborado por la Universidad de Michigan, muestra cómo valoran los consumidores el nivel relativo de las condiciones económicas actuales y futuras.
Las caídas recientes han sido impulsadas por el debilitamiento de las perspectivas financieras personales, debido en parte importante al aumento de la inflación, la menor confianza en las políticas económicas del gobierno y la perspectiva económica a largo plazo menos favorable.
El resultado del índice estaría señalando el inicio de un ajuste sostenido a la baja en el gasto del consumidor. Sin embargo, la profundidad de la recesión está sujeta a factores que no han estado presentes en situaciones similares anteriores: el impacto de los fondos de estímulo no gastados, la distorsión partidista de las expectativas y la interrupción de los patrones de gasto y trabajo por la pandemia.


