El salario se ha presentado de diversas maneras a lo largo de la historia, con filósofos, pensadores y economistas que destacaban la justicia social, la protección de los trabajadores vulnerables y la estabilización de la economía.
Por Nahomi Martínez – Estudiante de Economía (UNA)
El salario mínimo es la remuneración mínima que el empleador está obligado a pagar al trabajador por el trabajo realizado durante cierto periodo determinado. Este no puede ser inferior al establecido por la ley.
Retrocediendo en el tiempo, vemos que la palabra salario proviene de la época romana que se deriva del latín “salarium” y que significa “de o perteneciente a la sal”. Esto se debe a que, anteriormente, dicho ingrediente era muy valioso y los pagos se realizaban a través de este.
El salario se ha presentado de diversas maneras a lo largo de la historia, con filósofos, pensadores y economistas que destacaban la justicia social, la protección de los trabajadores vulnerables y la estabilización de la economía.
Los principales objetivos de la aplicación del salario mínimo son combatir la pobreza, la injusticia y la explotación laboral. Con el salario mínimo, se puede garantizar un nivel de vida digna y reducir la pobreza, asegurando que todos los trabajadores, incluyendo a los de menores ingresos, reciban una remuneración suficiente para cubrir sus necesidades básicas y los mantenga alejados del umbral de la pobreza. Además, protege a los trabajadores más vulnerables, con menor formación o experiencia, y evita la explotación laboral mediante políticas que limitan la cantidad máxima de horas laborales. Por otro lado, consolida que todos los empleados reciban una compensación justa por su labor e incentiva a la productividad.
Cabe destacar que existen ciertas barreras que impiden el logro de dichos objetivos, entre las cuales se destaca la informalidad. La cantidad de empleos y actividades fuera del marco legal y regulatorio afecta de manera directa a economía y, en este caso, al alcance de las metas.
Esto es atribuible a que la informalidad promueve la desigualdad, ya que dichos trabajadores generalmente ganan menos y carecen de acceso a los beneficios y protecciones sociales, lo que puede perpetuar la pobreza y la desigualdad. En consecuencia, la injusticia aumenta debido a la ausencia de contribuciones a la seguridad social, como el acceso a las pensiones, jubilaciones y seguro de desempleo. En este sentido, se da lugar a la competencia desleal, ya que las empresas que operan fuera del marco legal pueden tener costos operativos más bajos debido a la evasión de impuestos y regulaciones, lo que a su vez desalienta a la productividad.
Es importante señalar que dichos objetivos y barreras no se aplican de manera uniforme, ya que dependen de las políticas aplicadas, la situación económica y general de cada país, así como del cumplimiento de sus leyes, sus programas de promoción y apoyo a la capacitación y formación profesional, entre otros.
En Paraguay, el salario mínimo es establecido por el Poder Ejecutivo a propuesta del Consejo Nacional de Salarios Mínimos (Conasam), el cual se reúne periódicamente para evaluar la situación económica del país y determinar si es necesario ajustar el salario mínimo. Este se calcula en base al IPC (Índice de Precios al Consumidor), que en este año tuvo una variación de 4,4%, siendo así el salario mínimo mensual en Paraguay de G. 2.798.309, con G. 117.936 adicionales con respecto al año anterior.
Los datos de la Dirección de Observatorio Laboral del Ministerio de Trabajo, Empleo y Seguridad Social (MTESS) revelan que, en 2022, el 18,8% de todos los asalariados percibían una remuneración igual al del salario mínimo.
Por otro lado, el siguiente gráfico extraído de la Dirección de Observatorio Laboral del MTESS ilustra cómo se distribuye el salario mínimo por sectores. En el sector privado, 6 de cada 10 trabajadores informales ganan menos del salario mínimo vigente, representado el 58,2% del total, mientras que entre los trabajadores formales, solo 10,8% se encuentra en esta situación, debido principalmente a la naturaleza del trabajo que se realiza bajo diferentes tipos de contratos.
En el panorama internacional, el salario mínimo legal vigente en Paraguay, en comparación con otros países de América Latina, se posiciona en el sexto lugar, por encima de Brasil y argentina, según el informe elaborado por Consultora Statista, en el cual los valores fueron convertidos de las monedas locales a dólares estadounidenses de acuerdo al tipo de cambio vigente del mes de julio del corriente año.
La tabla permite visualizar cómo el salario más alto es el de Costa Rica, con un valor de USD 675,43; mientras que Argentina posee el más bajo, con un monto de USD 162,71.
Si imagináramos una sociedad en la que no existiera el salario mínimo, tanto las economías como las personas se verían fuertemente afectadas. Esto podría traducirse en una disminución de los ingresos de los trabajadores, lo que a su vez podría resultar en un incremento de la pobreza y la desigualdad económica. Esto implica una reducción de la demanda de los bienes y servicios que podría causar una desaceleración del crecimiento económico. En contrapartida, esto podría reducir el desempleo, ya que los empleadores estarían más dispuestos a contratar a trabajadores a salarios más bajos. Además, podría incentivar a la capacitación y productividad de los trabajadores para poder negociar mejores salarios.
En conclusión, el salario mínimo no solo busca asegurar un nivel de vida digna para los trabajadores, sino también fomentar la justicia social y la estabilidad económica. Su existencia y correcta implementación son cruciales para combatir la pobreza y la desigualdad, protegiendo a los trabajadores más vulnerables y promoviendo un entorno laboral justo y productivo.