Ante las nuevas tarifas impuestas por EE.UU., China respondió con aranceles de 15% a la importación de productos como pollo, maíz, algodón y trigo y de 10% a carne, lácteos, frutas, verduras, soja y sorgo, que entrarán en vigencia a partir del 10 de marzo. Así también, el gigante asiático está diversificando sus proveedores con América Latina, Europa y Australia.
Brasil y Argentina refuerzan su papel como principales proveedores de soja, mientras que la carne de cerdo y pollo provendrá en mayor medida de España, los Países Bajos y Brasil.
Sin embargo, China suspendió recientemente las importaciones de carne de siete frigoríficos de Brasil, Argentina, Uruguay y Mongolia, argumentando incumplimientos en el registro de establecimientos.
Así, la reconfiguración del comercio representa tanto una oportunidad como un desafío para Sudamérica, que necesita de estrategias de negociación para afianzar su rol como proveedor clave de alimentos a China y fortalecer su presencia global, diversificando sus mercados de exportación.

