Según la CEPAL, la pandemia expuso las graves debilidades estructurales de los sistemas de salud en América Latina y el Caribe, como el subfinanciamiento, la fragmentación de servicios y la alta dependencia del gasto de bolsillo. Además de las dificultades relacionadas con las instituciones y gobernanza.
Estas debilidades profundizaron las desigualdades, afectando especialmente a los grupos más vulnerables. Por ello, el organismo recomienda una mayor integración entre los sistemas de protección social y los servicios de salud, como fortalecer la atención primaria, clave para mejorar el acceso universal y reducir las barreras financieras y geográficas.
Finalmente, el informe aboga por una inversión sustancial y sostenida en los sistemas de salud, recomendando que cada país destine al menos el 6% del PIB a este sector. Se señala que esta inversión no solo es necesaria para la resiliencia futura ante emergencias sanitarias, sino también como un pilar para reducir la pobreza, impulsar el crecimiento económico y alcanzar los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de la región.