En su discurso de toma de posesión, Donald Trump delineó un ambicioso plan para su nueva gestión, prometiendo restaurar la «seguridad, prosperidad y orgullo» de Estados Unidos. Trump destacó que su legado será el de un «pacificador y unificador», asegurando que trabajará para devolver la integridad al gobierno y la soberanía al país.
El principal tema abordado fue la migración, anunciando la declaración de emergencia nacional en la frontera sur, el retorno de la política «Remain in Mexico» y el fortalecimiento de medidas para combatir el tráfico de drogas y las pandillas, invocando la Ley de Enemigos Extranjeros de 1798. «Se detendrá toda entrada ilegal, y devolveremos a millones de extranjeros criminales a sus países», afirmó.
En el ámbito económico, Trump propuso aranceles de hasta el 60% a importaciones de China y 25% a las de Canadá y México, además de declarar una emergencia energética nacional para impulsar la producción local. «Esta será la era de oro de América: rica, fuerte y orgullosa», concluyó el mandatario.