En el año 2022, el 25,4% de la población total del país eran jóvenes de 15 a 29 años, de los cuales la mayoría vivía en áreas urbanas, el 64,3%, mientras que el 35,7% restante residía en zonas rurales.
El 50,4% de los jóvenes son mujeres y 49,6% son hombres, mientras que, 6 de cada 10 personas de 15 a 29 años estaban ocupadas, es decir realizaban alguna actividad económica, lo que muestra el aporte de la transición demográfica.
No obstante, se observa una deficiente asistencia a instituciones educativas, dado que solo 51,6% de los jóvenes de 15 a 24 años están en el sistema educativo formal, siendo la tasa inferior en zonas rurales. La educación es una condición necesaria que les permitiría desarrollar capacidades requeridas en los mercados laborales y de generar ingresos adecuados.
En ese sentido, el 72,1% de los jóvenes se encontraban trabajando en la informalidad en el sector no agropecuario, lo que limita la productividad y desarrollo de los jóvenes, así como los expone a vulnerabilidades al no poseer seguridad social ni seguro de salud.


