La crisis del COVID-19 ha revelado cuán frágiles somos y cuán frágiles son nuestros sistemas. La resiliencia es la capacidad de absorber el estrés, recuperar la funcionalidad y triunfar en circunstancias desafiantes. Hoy, a medida que el mundo de los negocios se vuelve más dinámico e impredecible, ser resiliente se vuelve una necesidad.
Probablemente, esta no será la última crisis de nuestros tiempos. Existen motivos para creer que podrían existir más pandemias en el futuro, así como inestabilidad económica a causa del cambio climático o tensiones sociales. Por eso, la resiliencia debe lidiar con riesgos desconocidos y adaptarse a cambios ambientales.
Las empresas, pueden estructurar sus organizaciones en torno a la resiliencia adoptando 6 principios:
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La redundancia amortigua la conmoción inesperada. Por eso, hay que repetir los procesos a expensas de la eficiencia a corto plazo. La redundancia se puede lograr duplicando elementos o teniendo diferentes elementos que logran el mismo fin.
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La diversidad de respuestas ante situaciones de estrés asegura que el sistema no colapse catastróficamente. En los negocios, esto no solo requiere emplear a personas con diferentes antecedentes y perfiles cognitivos, sino también crear un ambiente que impulse distintas maneras de pensar y hacer las cosas.
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La modularidad permite que fallen elementos individuales sin que el sistema entero colapse. Una organización modular puede ser dividida en partes pequeñas, lo cual la vuelve más fácil de entender y reorganizar durante una crisis.
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La adaptabilidad es la habilidad de evolucionar a través de la prueba y error. Los procesos y estructuras en organizaciones adaptables están diseñados para la flexibilidad y el aprendizaje en lugar de la estabilidad y el cambio mínimo.
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La prudencia involucra operar bajo el principio de que si algo puede pasar, eventualmente pasará. Esto llama a desarrollar planes y pruebas para posibles riesgos con consecuencias significativas.
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La integración es el alineamiento entre las metas y actividades de una empresa con aquellas de un sistema más amplio. Para el éxito a largo plazo, es esencial que la empresa integre sus cadenas de suministro, ecosistema de negocios, economía, sociedad y ecosistema natural.
A pesar de los pequeños costos de implementación a corto plazo, la resiliencia en una empresa brinda enormes beneficios ante situaciones imprevistas de crisis. Primero, una empresa que apuesta a la resiliencia tiene el beneficio de la anticipación. Es decir, tiene la habilidad de reconocer los riesgos rápidamente. Segundo, existe el beneficio del impacto; que representa la habilidad de resistir los golpes iniciales debido a su mejor preparación. Tercero, está el beneficio de la rápida recuperación. En esta fase, la empresa se recupera del golpe con rapidez identificando los ajustes necesarios e implementándolos efectivamente. Por último, se observa un beneficio en los resultados, que representa una mejor aptitud para triunfar en la nueva normalidad.
Así como los tiempos de crisis se reconocen como tiempos de oportunidades, la crisis del COVID-19 ha presentado una oportunidad única para revisar los modelos de negocios e implementar una resiliencia sistemática. Si este Pulso de Negocios fue de tu agrado, ¡no dudes en compartirlo! Si además estás interesado en recibir más notas de este tipo, suscribete en el siguiente enlace:
Referencias