Si bien aumentó 4,5% respecto al mismo mes de año pasado, la actividad económica argentina, medida por el Estimador Mensual de Actividad Económica (EMAE) se desaceleró en el décimo mes del año y cayó 0,3% respecto al mes anterior.
El menor dinamismo en el sector agropecuario fue uno de los principales factores explicativos de la desaceleración, donde confluyeron la falta de lluvias, la caída en la producción de trigo, el adelanto de las liquidaciones de soja que se produjo en septiembre, y una ganadería afectada por la falta de pasturas a causa de la estrés hídrico que obligó a remates tempranos.
A esta menor actividad económica se suma la elevada inflación, la reducción del consumo y las dificultades para la importación, lo que contribuye al contexto complejo para el crecimiento.
Pese a estas dificultades, los agentes económicos consultados por el Banco Central de la República Argentina (BCRA) esperan que la economía del vecino país crezca 5,3% en 2022, mayor al 3% proyectado por los agentes en enero y 0,7% en 2023.


