Al cierre del primer trimestre del año, la economía brasileña tuvo un crecimiento de 0,8% comparado con el trimestre anterior. El incrementado ha sido impulsado por las inversiones gubernamentales, los pagos de demandas judiciales y el incremento del salario mínimo que elevó el consumo familiar y los servicios.
La agricultura, que contribuyó significativamente el año pasado, creció 11,3% en el primer trimestre, y la industria disminuyó 0,1%. Estas cifras sugieren que el crecimiento podría moderarse, dado que el margen de maniobra para estímulos adicionales es reducido debido a los elevados costos de endeudamiento y un presupuesto ajustado.
Además, las transferencias gubernamentales, que han sostenido el crecimiento, tienen un impacto limitado y no continuarían impulsando la economía a largo plazo.
Por otro lado, la economía brasileña enfrenta otros riesgos, tales como las condiciones financieras restrictivas y los efectos de las inundaciones en el sur del país, que podrían frenar el crecimiento en los próximos trimestres.