Las empresas familiares son pilares fundamentales en muchas economías globales, representando no solo fuentes de empleo, sino también bastiones de valores y tradiciones. Sin embargo, su éxito y longevidad dependen en gran medida de la capacidad del dueño empresario para convertir la empresa de una simple herencia a un verdadero legado. Este artículo aborda la importancia de esta transformación y la responsabilidad que ello conlleva.
La diferencia entre herencia y legado es crucial en el contexto de las empresas familiares. Una herencia es algo que se recibe sin necesariamente haber contribuido a su creación o desarrollo, mientras que un legado es una contribución activa y consciente que deja una huella perdurable y positiva para las generaciones futuras.
Para los dueños de empresas familiares, el desafío no radica solo en transferir activos, sino en transmitir una visión, valores y una cultura empresarial sólida. Esta tarea requiere un enfoque estratégico y deliberado que vaya más allá de las operaciones y finanzas.
El dueño empresario debe ser un líder con una visión clara del futuro de la empresa. Es esencial que tanto el empresario como las futuras generaciones clarifiquen lo que desean dejar como legado. Este proceso de clarificación no solo define la dirección de la empresa, sino que también alinea a todos los miembros en torno a un objetivo común.
Una herramienta fundamental en esta transformación es la mentoría. A través de un proceso de mentorías, tanto el dueño empresario como sus sucesores pueden profesionalizar la gestión de la empresa. Este proceso ayuda a cambiar el chip de una empresa meramente familiar a una empresarial, sin perder la esencia y los valores que la han definido.
La cultura empresarial es el corazón de cualquier empresa familiar que aspire a ser un legado. Los valores fundamentales deben ser claramente definidos y practicados a diario. La integridad, la transparencia y la responsabilidad social no deberían ser negociables. Estos valores fortalecen la cohesión interna y mejoran la reputación de la empresa ante clientes, proveedores y la comunidad.
La planificación de la sucesión es un componente crítico que a menudo se pasa por alto. Este proceso debe ser continuo y flexible, comenzando mucho antes de que la transición sea necesaria. Involucra identificar y preparar a los sucesores potenciales, y establecer estructuras de gobernanza que aseguren una transición fluida y efectiva.
Para que una empresa familiar se convierta en un legado, debe ser capaz de innovar y adaptarse a las nuevas realidades del mercado. Esto significa estar abierto a nuevas ideas, tecnologías y métodos de trabajo. Los dueños empresarios deben fomentar una cultura de aprendizaje continuo y no temer a los riesgos calculados.
La responsabilidad del dueño empresario de una empresa familiar es enorme. Transformar una empresa de una herencia a un legado requiere visión, planificación y un compromiso inquebrantable con los valores y la cultura de la empresa. Al clarificar el legado deseado, pasar por un proceso de mentorías y profesionalizar la gestión, se asegura no solo la continuidad y el éxito de la empresa, sino también una huella perdurable que beneficiará a futuras generaciones y a la sociedad en general.
Desde Mentu, podemos contribuir significativamente en estos procesos de profesionalización y mentorías, ayudando a las empresas familiares a alcanzar su máximo potencial y a dejar un legado perdurable. Para más información, por favor contacte a gestion@mentu.com.py.