La economía china creció 4,7% interanual en el segundo trimestre del corriente, por debajo del registro de los cuatro trimestres previos y menor en 1,6 puntos porcentuales al registro del mismo periodo del 2023.
La débil demanda interna habría sido una de las principales causas de la desaceleración. La producción industrial superó al consumo interno, avivando los riesgos deflacionarios en medio de la crisis inmobiliaria y la creciente deuda de los gobiernos locales.
Con este resultado, la economía del país asiático cerró el primer semestre del año con una expansión de 5% interanual, impulsada por la industria y los servicios, que crecieron 6% y 4,6%, respectivamente. Las ventas minoristas de bienes de consumo aumentaron 3,7% interanual, mostrando un dinamismo menor al industrial.
Para contrarrestar los resultados, China ha impulsado la inversión en infraestructura y en la fabricación de alta tecnología. El gobierno proyecta un crecimiento de 5,0% para el 2024, lo que requeriría de más estímulos. La desaceleración de China significaría una demanda de productos exportados por países latinoamericanos.