Este lunes, el índice Nikkei sufrió una caída del 12%, una cifra «negra» no vista desde 1987. Este efecto también afectó a las bolsas europeas, que cayeron cerca del 3%, y a los mercados estadounidenses, donde los principales índices bajaron alrededor del 4% en promedio.
Varias causas se atribuyen a este fenómeno. Por un lado, el Banco de Japón, el pasado 31 de julio, elevó su tasa de interés oficial de política monetaria a 0,25%, siendo este el valor más alto desde el 2008. Esta es la segunda suba del año, luego de mantener una tasa de -0,10% desde 2016. Esto ha afectado a las operaciones de carry trade, donde inversores se financiaban con el yen a interés bajo y compraban activos y/o divisas con mayor rendimiento.
A esto se suma que la economía estadounidense reportó que el promedio móvil de tres meses de la tasa de desempleo ahora está 0,5% por encima del mínimo del último año. Esto alerto a inversores ya que cuando esta tasa llega al dicho valor se podría estar anticipando una recesión según indica la Regla de Sahm, indicador que ha anticipado recesiones desde 1970.