POBREZA MONETARIA Y BRECHAS HISTÓRICAS, EN PARAGUAY
La pobreza extrema sigue siendo cuatro veces superior en zonas rurales que en urbanas, según últimos datos del INE, por más que la canasta de alimentos sea más costosa en las ciudades. Una situación que revela desafíos estructurales en nuestro país.
Por Marta García.
Periodista
En Paraguay, se calcula que 244.825 personas viven en condiciones de pobreza extrema, esto es, sin la capacidad de costear tres alimentos al día, de acuerdo con la medición de la pobreza monetaria al 2024 realizada por el Instituto Nacional de Estadísticas (INE).
La mencionada cantidad de población representa actualmente el 4,1% del total de habitantes del país, cifra que vino disminuyendo en los últimos años: en el 2022 se encontraba en 5,8% y en el 2023, en 4,7%. Sin embargo, un indicador que no reporta mejoras es la mayor presencia de la pobreza extrema en el campo que en la ciudad.
También al cierre del 2024, se observa que 68.208 personas viven en la extrema pobreza en las zonas urbanas, es decir, el 1,9% de la población de las ciudades. En las zonas rurales, esta proporción trepa al 7,9% (cuatro veces más) y la cantidad asciende a 176.617 (más del doble). Esto, con una población rural total que es menor a la urbana: 2.240.109 frente a 3.678.659 personas.
En el 2023, la tasa de pobreza extrema rural era de 8,8% y la urbana se encontraba en 2,2%; mientras que en el 2022 se fijaron en 10,8% y 2,7%; respectivamente.
De esta manera vemos que, si bien los números de pobreza extrema siguen bajando tanto en cantidad de personas afectadas como en proporción de la población total, tanto en el campo como en la ciudad, la intensidad con que esta problemática afecta más a las zonas rurales que a las urbanas permanece inalterable.
Esta mayor presencia de la pobreza extrema en el campo que en la ciudad se da pese a que en las zonas rurales es menos costosa la adquisición de alimentos. En el área urbana, se calcula que la canasta básica de alimentos tiene un valor de G. 391.894 y en la rural, de G. 357.891, de acuerdo con los cálculos del INE al 2024.
Al ser consultada sobre las causas de esta diferencia entre la incidencia de la pobreza extrema urbana y rural, la economista Martha Coronel apunta a las menores oportunidades de generación de ingresos que se presentan en el campo en comparación con la ciudad.
A modo de ejemplo, relata que, si una campaña de producción agrícola familiar no arroja resultados suficientes como para cubrir las necesidades alimenticias, hay escasas alternativas para explorar otras maneras de traer el pan a la mesa; mientras que en las ciudades se cuenta con más oportunidades de buscar opciones adicionales de ocupación (aunque no siempre de calidad, atendiendo a la alta incidencia de la informalidad).
“La pobreza total país ha venido bajando significativamente, de casi 50% a principios de los 2000 a hoy, 20% incorporando el almuerzo escolar que se provee desde el programa Hambre Cero. El punto es que no se han logrado reducir esas desigualdades por la falta de oportunidades”, advierte Coronel.
“Hay menos oportunidades en la zona rural. Esas personas que se dedican a una agricultura familiar que no está tecnologizada, que produce con baja calidad o todavía no le produce suficientes ingresos, tampoco tienen otras oportunidades (de búsqueda de ocupación en otros rubros). Migran hacia las áreas urbanas, donde hay más oportunidades de empleo, no necesariamente de calidad”, agrega.
“Al no tener suficientes oportunidades en el área rural, hace que haya más personas vulnerables en esa zona. Los números de pobreza son muy interesantes de analizar a modo de enfocar las políticas hacia aquellos territorios con mayores necesidades”, concluye la economista.
Las condiciones de mayor vulnerabilidad en las zonas rurales también se observan en la pobreza total, es decir, en la capacidad de coberturas de otras necesidades además de la alimenticia.
Esto, debido a que en el interior del país se mantiene un déficit de infraestructura mayor tanto en redes viales -lo que dificulta por ejemplo el transporte de mercaderías y el acceso a servicios-, como en el suministro de servicios básicos como de salud y educación.
La pobreza total afectó al 20,1% de la población paraguaya al cierre del año 2024, una incidencia menor a la de 22,3% que se registró en el 2023 y a la de 25% del 2022. Esta problemática también afecta más a las zonas rurales, con una presencia de 25,9% frente a la de 16,6% del área urbana; pero con una brecha menor que en el caso de la pobreza extrema.
Foto principal: Investigación para el Desarrollo