En el ámbito empresarial, las entrevistas grupales cobraron fuerza en las décadas de los 70 y 80, cuando las grandes corporaciones comenzaron a utilizar métodos de selección más sofisticados para evaluar competencias blandas en contextos reales o simulados. Desde entonces, han evolucionado para adaptarse a una gran variedad de industrias y perfiles, desde programas de trainees hasta posiciones ejecutivas.
Las entrevistas grupales no son una invención reciente. Su origen se remonta a las primeras décadas del siglo XX, en un contexto de rápida industrialización y creciente necesidad de procesos de selección más ágiles, especialmente en Estados Unidos y Europa. Durante la Segunda Guerra Mundial, las fuerzas armadas británicas y estadounidenses implementaron evaluaciones grupales para identificar líderes con potencial, introduciendo dinámicas que hoy reconocemos como predecesoras de las actuales entrevistas grupales: resolución de problemas en conjunto, toma de decisiones bajo presión y simulaciones de liderazgo.
Uno de los principales atractivos de las entrevistas grupales es su capacidad para evaluar múltiples habilidades en un corto período de tiempo. A diferencia de las entrevistas individuales, permiten observar cómo los candidatos interactúan entre sí, cómo resuelven problemas en equipo y qué rol asumen espontáneamente dentro de una dinámica grupal.
Estos son algunos de sus beneficios más destacados:
- Eficiencia en la selección: Permiten evaluar a varios candidatos al mismo tiempo, lo cual reduce tiempos y recursos en procesos de alta demanda.
- Evaluación de competencias transversales: Facilitan la observación de habilidades blandas como liderazgo, comunicación, pensamiento crítico, adaptabilidad y trabajo en equipo.
- Análisis comparativo inmediato: Al observar a los postulantes en simultáneo, se vuelve más claro identificar fortalezas, potencial y aspectos diferenciales.
- Simulación del entorno real: Muchas veces las dinámicas recrean situaciones laborales reales, lo cual permite observar comportamientos más genuinos que en una entrevista tradicional.
- Fomento de la inclusión: Al centrarse en la interacción, este formato puede dar espacio a talentos que quizás no destacan en entrevistas individuales pero sí en dinámicas grupales.
Para los candidatos, las entrevistas grupales pueden ser desafiantes: hay que destacar sin opacar, colaborar sin desaparecer, y aportar sin imponer. Por eso, tanto para quienes participan como para quienes organizan estos procesos, es importante tener en cuenta algunas claves fundamentales:
Para organizadores y reclutadores:
- Diseño claro de la dinámica: Toda entrevista grupal debe tener objetivos definidos. ¿Qué competencias se busca evaluar? ¿Cuál será el criterio de observación?
- Rol activo del facilitador: Quien modera la entrevista debe fomentar un ambiente de respeto, claridad en las consignas y tiempo suficiente para que todos participen.
- Diversidad en los ejercicios: Combinar actividades lógicas, creativas y de resolución de conflictos enriquece la observación.
- Feedback posterior: Aun cuando el candidato no quede seleccionado, brindar retroalimentación fortalece la marca empleadora y promueve el aprendizaje.
Para participantes:
- Escucha activa: Mostrar atención genuina a las ideas de los demás es tan importante como aportar las propias.
- Claridad y brevedad: En un entorno donde todos quieren hablar, ser claro y conciso da ventaja.
- Liderazgo sin imposición: No se trata de hablar más, sino de influir positivamente en el desarrollo del grupo.
- Autenticidad: Forzar un rol no es sostenible. Mostrar quién se es realmente ayuda a encontrar un lugar donde se pueda crecer.
Las entrevistas grupales son mucho más que una prueba. Son un espejo colectivo donde se revelan no solo las habilidades individuales, sino también la forma en que las personas se vinculan, colaboran y co-crean. En un mundo laboral que valora cada vez más la inteligencia emocional, la colaboración efectiva y la adaptabilidad, este tipo de instancias se consolidan como una herramienta poderosa tanto para descubrir talento como para despertar consciencia en quienes participan.
El verdadero valor de una entrevista grupal no radica solo en seleccionar al candidato ideal, sino en identificar a quienes pueden sumar valor en equipos reales, con desafíos reales y personas reales. Y, al mismo tiempo, es una oportunidad para que cada participante se observe a sí mismo en acción, aprenda de otros y se lleve una experiencia que, gane o no el puesto, sume a su camino profesional.
Porque al final, el talento no solo se mide por lo que uno sabe, sino por lo que uno es capaz de construir con otros.