Durante el fin de semana el precio del crudo presentó una suba inicial tras los ataques estadounidenses a instalaciones nucleares en Irán, pero luego perdió fuerza. El WTI superó los USD 78 por barril —su nivel más alto desde enero—, antes de retroceder por debajo de los USD 70. El Brent también cayó, reflejando una reversión del alza.
Aunque Teherán amenazó con bloquear el Estrecho de Ormuz, vía clave para una quinta parte del comercio mundial de crudo, el mercado reaccionó sin grandes sobresaltos. La principal razón es el amplio excedente de oferta por parte de la OPEP+, que cuenta con 5,7 millones de barriles diarios de capacidad ociosa, liderada por Arabia Saudita y Emiratos Árabes Unidos, que concentran 4,2 millones. Ambos poseen oleoductos que les permiten exportar sin depender del estrecho.
Si bien se espera una demanda moderada hacia fin de año y mayor producción de EE.UU., una escalada prolongada del conflicto o un cierre efectivo de rutas estratégicas como Ormuz podría elevar los costos logísticos y trasladarse al precio final del petróleo y sus derivados, lo que afectaría a los países importadores.