La OCDE, resalta la resiliencia económica global tras la pandemia y las crisis energéticas, con proyecciones de crecimiento del PIB mundial de 3,3% para 2025-2026. Sin embargo, América Latina enfrenta retos para mejorar los niveles de vida de su población y fomentar la convergencia económica.
Aunque la región muestra una moderación inflacionaria y una recuperación de los salarios reales, el crecimiento económico sigue siendo limitado. Factores como la deuda pública elevada, los déficits fiscales y la inflación en los servicios frenan los avances. Además, persisten las brechas de productividad e inclusión social, lo que exige esfuerzos en la implementación de políticas públicas orientadas a la inversión en educación, infraestructura y tecnología, así como al fortalecimiento de instituciones para mejorar el entorno empresarial.
El informe enfatiza la necesidad de reformas estructurales para promover la inversión, la productividad y la competitividad empresarial. Para impulsar el desarrollo sostenible es necesario simplificar las regulaciones, reducir barreras administrativas y mejorar la gobernanza.