América Latina enfrenta un crecimiento económico limitado, con una proyección de 2,6% en 2025, una de las tasas más bajas del mundo, lo que según el Banco Mundial, muestra los desafíos estructurales que tiene la región. En este resultado incide que, a pesar del alto potencial de retorno, la inversión en I+D sigue siendo insuficiente, representando solo 0,62% del PIB, cuatro veces menor que el promedio global.
El rezago en adopción tecnológica explica el 83% de la brecha con las economías avanzadas. La baja competencia y la falta de incentivos reducen la capacidad de las empresas para innovar, con solo un 10% de firmas en países como Chile adoptando nuevas tecnologías, frente al 50% en mercados más competitivos.
Para impulsar el crecimiento, el organismo señala que se requiere fortalecer la demanda de innovación, mejorar el capital humano y aplicar políticas públicas que fomenten la transformación productiva. Sin estos cambios estructurales, la región continuará atrapada en un modelo de crecimiento estancado, sin aprovechar plenamente su potencial.