Luego del agosto negro por el que atravesó la economía argentina, en el que la cotización del dólar subió 35,8% y el índice de riesgo país se disparó un 224%, llegando a su nivel máximo desde 2005, el gobierno argentino aplicó ciertas medidas de control cambiario buscando contener la suba del dólar y frenar la fuga de divisas para lograr la estabilidad cambiaria y proteger al ahorrista.
Entre las principales medidas se destacan las siguientes:
- Los cobros de exportaciones deberán ser ingresados y liquidados en el mercado local de cambios en un plazo no mayor a los 5 días hábiles a partir de la fecha de su acreditación.
- Las empresas no podrán comprar dólares con fines de atesoramiento.
- Las personas físicas podrán comprar hasta USD 10.000 y deberán solicitar autorización para operaciones superiores a dicho monto.
- En el caso de las transferencias, el máximo será de USD 10.000 por persona por mes.
Los efectos a nivel local de estas medidas pueden dividirse en los de corto y largo plazo. En el corto plazo el contrabando aumentaría por el efecto cambiario, lo que reduciría las importaciones desde la Argentina y, por ende, disminuiría la demanda de dólares para la compra de productos argentinos, además afectaría las recaudaciones en aduanas. En el mediano plazo, podría darse un aumento del flujo de capitales provenientes de Argentina lo que incrementaría la oferta de dólares en el mercado local.
Ambos efectos contendrían la depreciación del guaraní con respecto al dólar o generarían una leve apreciación. Sin embargo, los efectos negativos que impactarán en el sector comercial nacional serían mayores a los efectos positivos.
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