La economía norteamericana sufrió por segundo trimestre consecutivo una contracción de su PIB, hecho conocido como recesión técnica.
El PIB trimestral anualizado de Estados Unidos disminuyó 0,9% en el segundo trimestre, luego de haber disminuido 1,6% en el primer trimestre.
Esta caída reflejó el deterioro de la inversión privada en inventario, la inversión fija residencial, el gasto del gobierno federal, estatal y local y la inversión fija no residencial. Por su parte, las exportaciones y los gastos en consumo personal atenuaron la caída.
La desaceleración de la economía americana, en medio de un contexto inflacionario representa un desafío para la Reserva Federal de los Estados Unidos (FED) considerando que las subas en las tasas de referencia tienen efecto positivo en el control de los precios, pero un efecto contrario para la actividad económica.
No obstante, el presidente de la FED manifestó que esta desaceleración no es una recesión propiamente considerando que existen áreas de la economía americana que se encuentran en buen funcionamiento.

