La agencia Moody’s bajó la calificación crediticia de Bolivia de Caa3 a Ca, situándola en el segundo nivel más bajo de su escala, lo que refleja una débil gobernanza y eleva el riesgo de una crisis de balanza de pagos y default soberano.
La calificación señala serias dificultades para acceder a financiamiento internacional, en un contexto de reservas internacionales mínimas, creciente déficit fiscal y presión cambiaria.
Ante esta situación, analistas señalan que la próxima administración enfrentará serias dificultades para encauzar la economía boliviana. La falta de medidas estructurales, junto con una alta deuda y caída de ingresos por exportaciones, refuerzan esta percepción.
El economista Jonathan Fortun afirmó que la percepción ya no es de una crisis transitoria, sino de un país con alta probabilidad de incumplimiento.
Esta rebaja de la calificación de Bolivia, sumado a una baja proyección de crecimiento de 1,2%, podría generar una mayor migración de bolivianos, aumentando la presión laboral en Paraguay.